EDITORIAL
13.05.2015 01:45EDITORIAL
Una vez más la noticia llevada al mundo desde este lejano oeste de Formosa, no ha sido de las mejores. En los últimos días, el gobierno de la provincia, permaneció en nuestro querido pueblo de Juárez, a través del ministro de Gobierno y altos funcionarios de su cartera. Record de permanencia, totalizando varios días; a diferencia de las acostumbradas estancias que apenas duran tan solo un par de horas. Nuestro pueblo no se ha enorgullecido con tal presencia, ni viceversa (supongo), porque es triste pensarlo, recordarlo y más aún contarlo. Pero… esa es la realidad. Con los pros y los contras de las situaciones engendradas, nuestro pueblo demostró una vez más de su lado oscuro y poco conveniente de exponer. Escenario que abarca a todos por igual, sin siquiera es necesaria una invitación. La falta de diálogo, el afán de correr tras las metas impuestas, por afrontar cada dificultad, quedó postergado este Juárez plural, que alberga y albergó a gente que en toda su vida invirtió en este bendito suelo, muchos de ellos no nacieron en este terruño, sino de otras latitudes, que crecieron con el surgimiento del pueblo y se ‘adoptaron’ mutuamente y dejaron sembradas las esperanzas de una patria chica para sus hijos, o dónde cobijarse cuando el fin los envuelva en el silencio y el olvido. También están los “otros” o “ellos” que igualmente conforman el folklore de la diversidad; los que se llevaron la parte más ilustrativa de la cuestión. Las dos partes se hicieron escuchar, cada uno a su manera y/o posibilidad. Unos con internet, otros con acciones poco ortodoxas, ambos son gritos de auxilio, desesperación e impotencia… eso sí, las respuestas se hacen desear.
El oído por donde toda queja tiene que pasar, se abrió para escuchar, aunque un poco tarde. Aún así, reina el optimismo. Y para resolver el asunto, no bastaron con juntarse y sentarse a dialogar, como dice el refrán: No son todos los que están, ni están todos los que son. Pero es importante, la punta del ovillo ya está a la vista, y eso se habrá de cuidar. Porque el fondo de la cuestión es casi innombrable, Don Atahualpa escribió una vez: Aquel que tenga sus reales, hace muy bien en cuidarlos; Pero si quiere aumentarlos que a la ley no se haga el sordo. En todo puchero gordo los choclos se vuelven marlos. Humilde lectura, pero… es así. Esperamos encontrarnos de nuevo la próxima semana, gracias por su tiempo. Recuerde que este semanario aún “lo hacemos a pulmón y con mucho corazón”. Hasta entonces…
DEMÓSTENES TORIBIO GARCÍA
Editor Responsable
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